La motivación es el motor de la vida. Sin motivación, ninguna persona llegaría muy lejos ni muy alto. Sin importar cuál sea la meta que una persona se proponga –tanto personal como profesionalmente--, es importante que exista esa energía que viene desde adentro y estímulos externos para poder llegar hasta el final. Muchas personas se matriculan en la universidad porque creen que lo más importante tener un título; sin embargo ¿cuántas realmente cumplen sus “sueños”? ¿Es “obtener un título universitario” motivación suficiente para que un estudiante se gradúe? ¿Qué motiva más imaginarse el título en las manos o ir contando un logro a la vez mientras se disfruta “del camino hacia la meta”? Pienso que el título no es suficiente. Es mucho más importante que la motivación intrínseca y la extrínseca estén presentes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje (E-A). Los responsables directos de esta motivación son el docente y el discente.
Primero que todo, la base para que los/las estudiantes sean actores principales de su aprendizaje es la motivación intrínseca. Ellos/ellas deben tener muy claro qué quieren y cómo lo quieren alcanzar. Querer ser profesional es un factor; no obstante, es fundamental que sepan para qué quieren serlo, qué esperan obtener, a dónde quieren llegar, qué competencias necesitan para ser buenos profesionales, cómo desarrollarlas. Si los/las estudiantes tienen esto claro, su motivación tendrá raíces tan profundas que lucharán hasta alcanzarlo. Los profesores/las profesoras, como guías que somos, podremos plantearles todas estas interrogantes con el fin de que ellos mismos/ellas mismas vayan llegando a sus propias conclusiones. Mediante el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs)—las cuales forman parte de las generaciones de estudiantes de hoy día--, actividades lúdicas, actividades constructivistas y donde se ponga en práctica el trabajo colaborativo podremos ayudarles a que sean ellos mismos quienes establezcan metas y encuentren el camino para lograrlo. Esto les permitirá conocerse a sí mismos y desarrollar autorregulación durante su proceso de aprendizaje; como consecuencia, ellos mismos/ellas mismas podrán evaluarse, serán autónomos para la toma de decisiones y para lograr lo que quieran y serán capaces de auto-motivarse en cada paso que den. En resumen, por medio de diferentes actividades, los profesores/las profesoras podemos ayudar a que nuestros estudiantes desarrollen la autorregulación y mantengan su motivación intrínseca.
Por otro lado, la conclusión satisfactoria de los estudios universitarios o la deserción de estudiantes depende en gran manera de la motivación extrínseca. Si un universitario/una universitaria llega a clases en las cuales el profesor “dicta cátedra”, asigna tareas y hace exámenes donde se pruebe la buena a la mala memoria de cada estudiante; será muy difícil que él/ella no se aburra. Es importante que los/las docentes comprendamos el entorno de los estudiantes para motivarlos. Por ejemplo, a sabiendas que existe Internet y que los estudiantes conocen muchas herramientas para investigar, ¿no sería mejor que ellos investiguen y desarrollen sus propias ideas en clase en vez de que el profesor mencione las teorías? Desde mi perspectiva, si queremos motivar a nuestros estudiantes, es necesario que ellos hagan uso de todos los recursos que están a su alcance; por ejemplo bibliotecas virtuales, portafolios electrónicos, redes sociales, desarrollo de wikis, entre otros. ¿Qué será más satisfactorio para ellos/ellas: conocer temas aislados o lograr interconectar los conocimientos previos, destrezas desarrolladas y logros alcanzados? Es fundamental que existan las conexiones cognitivo-afectivas (del Valle, Morales, & Sumano, 2011), aprendizaje meta-cognitivo y meta-análisis. De esta manera, el/la docente podrá dar mérito al esfuerzo que han realizado los/las discentes y a las competencias que han desarrollado; como resultado, estaremos motivando a nuestros estudiantes a que logren sus metas mediante el uso de recursos con los cuales están familiarizados y que les permiten ser actores principales de su propio aprendizaje.
En resumen, todos/todas, tenemos sueños, esperanzas y metas. Para lograr ser buenos profesionales debemos recorrer el camino de ser buenos/buenas estudiantes. Es importante que los /las discentes logren desarrollar motivación intrínseca con el fin ir alcanzando lo que quieren de la manera que les resulte más satisfactoria. Los docentes también debemos poner en práctica métodos y estrategias de enseñanza que motiven a los estudiantes a involucrarse activamente en el proceso (E-A). En ambos casos, se puede hacer uso de la tecnología que esté a nuestro alcance, poner en práctica tanto estrategias constructivistas como actividades colaborativas y lúdicas. Con esto, lograremos desarrollar conexiones cognitivo-afectivas, autonomía y autorregulación; así como, poner en práctica la meta-cognición y el meta-análisis.
Bibliografía
del Valle, P., Morales, M., & Sumano, A. (2011). Motivación y Autorregulación a partir del uso del portafolio electrónico en los alumnos del nivel superios. Revista Iberoamericana de Educación , 173-187.